Este artículo está dirigido para distintos perfiles. No es que pueda escribirse para un solo tipo de persona, quizás algunos autores de novelas puedan, con un mercado muy definido y demás estrategias y consideraciones propias del mercado y estudios de audiencias y consumidores; pero este artículo es para empresarios, emprendedores, baby boomers, millenials, x-men o lobos de Wallstreet por igual.

¿Por qué digo lo anterior? Ya sea que los lectores de este artículo sean de una u otra generación, o quizás en el medio. El tema que aquí trataremos atañe a ambas partes, pues se trata de liberar el estrés acumulado, incrementar la producción y contribuir con el desarrollo de la sociedad de una manera, dicho sea de paso, amena, divertida, lúdica.

Lo sé ¿trabajo y diversión, es posible? Bueno, no sólo es posible, sino que muchas empresas en todo el mundo llevan ya un tiempo explorando métodos y soluciones alternativas para crear una válvula de escape para todo ese estrés y así mejorar la calidad de vida de sus colaboradores, dentro y fuera de la empresa; algunas incluso han logrado hacer de estas estrategias una forma de contribuir en el entorno social que alberga las empresas.

La empresa tiene muchas maneras de compensar a sus colaboradores por el tiempo y dedicación que aportan al desarrollo de la misma. Por ejemplo, los bonos por puntualidad, el seguro médico, las rifas y premios, entre otros. Por otro lado, se organizan días de campo o días familiares, o meras convivencias con el fin de aliviar los puntos de tensión y evitar crisis; y es que es este el lado humano de la empresa, aquel que le toca al departamento de RH y que cada vez toma más importancia.

Las actividades de las que hemos hablado hasta ahora son importantes, por un tiempo significaron lo más avanzado en cuestiones de bienestar laboral, sin embargo y siendo sinceros, mis queridos empresarios baby boomers, algunas de estas, como las prestaciones laborales derivadas de la ley, es momento de considerarlas por defecto a la hora de iniciar una relación laboral, otras son muestras de buena voluntad, es cierto, pero aquí es donde la innovación entra en juego, la frase “no es lo que haces, sino cómo lo haces”.

Así es, lo último que necesita la empresa es que las dinámicas de integración sean una carga burocrática, los colaboradores, millenials o no, difícilmente van a disfrutar actividades que al final van a resultar en reponer horas, o que los mantendrá ocupados antes de disfrutar. Entonces antes de pasar a las actividades y dinámicas, habremos de revisar el entorno de trabajo, nadie quiere sentirse parte de una película distópica  de sci-fi.

“No es lo que haces, sino cómo lo haces”.

Asegurando un entorno saludable e instalaciones adecuadas, entonces pasamos a las actividades y dinámicas. Las rifas y los bonos están bien, pero ¿qué tal un poco de sana competencia? Imaginemos una empresa, un taller mecánico a gran escala. La chatarra se acumula por doquier y con el trabajo apilado y la necesidad de ser rápidos en las entregas, difícilmente se puede desechar de una manera adecuada los fierros, cables y desperdicios acumulados. Por lo tanto, al departamento de recursos humanos se le ocurre la siguiente idea, la cual plantea al director:

Una competencia. No cualquiera, sino una competencia artística. Los distintos equipos participaran en ella, mecánicos, hojalatería y pintura, diseñadores, eléctricos y demás. Es sencillo, cada equipo tiene un día para reunir la chatarra que considere necesaria para hacer una escultura y otro día para elaborar dicha escultura. Después viene el concurso, se organiza una convivencia abierta al público, familiares, amigos e instituciones y se subastan las piezas de arte, lo recaudado será donado a la beneficencia y el equipo cuya creación sea capaz de recabar más fondos ganará un bono especial. Se limpió el taller, los equipos se divierten e integran y se colabora con el desarrollo de una sociedad más equitativa, por cierto, todos los gastos derivados de la dinámica son deducibles de impuesto. No hay pérdida. 

Estas dinámicas rompen la rutina y generan empatía del cliente interno y de la sociedad, que más temprano que tarde tendrá un impacto positivo en la productividad de la empresa. Otro tipo de estrategias son la Gamificación o los juegos serios; juegos de pensamiento y mecánicas propias de entornos lúdicos en contextos laborales, estos pueden ser para atraer consumidores o para mejorar la impronta en el cliente interno.

La Gammification (el término es originalmente un anglicismo) no es un proyecto, es un plan de negocios en el cual se invierte hoy y puede ayudar a una empresa a mantener cerca sus activos más valiosos: sus colaboradores, millenials o no, tan creativos, tan emprendedores e innovadores como la organización esté dispuesta a permitirlo y compartir el éxito y los beneficios de una relación simbiótica y funcional.